Siempre hacia adelante...

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 De tanto en tanto suelo encontrarme con canciones que se me pegan por días o incluso semanas... en realidad no soy muy amigo de que eso me suceda, porque cuando uno escucha de forma repetitiva una misma canción corre el riesgo de que termine cansándote, pudiendo hasta dejar de gustarte (y por eso mis canciones favoritas las suelo escuchar muy poco y en ciertas ocasiones). Sin embargo, no muy a menudo se da la excepción a esa regla y aparece alguna que otra pieza musical que puedo escuchar muchas veces en un mismo día sin que pierda su sabor, y eso fue lo que me pasó hace unos días.

 Creo que uno de los fenómenos más frustrantes para todo "melómano consagrado/en progreso/aspirante a" era cuando te encontrabas con una canción que no conocías y te quedaba gustando mucho, pero no tenías ni idea de quién era el intérprete ni nada, lamentable hecho que se veía muy agravado si no sabías más inglés que Alexis Sánchez, producto de lo cual tenías que quedarte con el ritmo dando vueltas en la cabeza, pensando cómo diablos podrías llegar a saber qué canción es, muchas veces quedándote con las ganas de saber, o viéndote tarareando como idiota e inventando palabras en inglés frente a tu amigo o conocido que sabía más de música a ver si él sabía cuál era la canción que te quitaba el sueño -todo esto antes de la era "Shazam", claramente-. Peeeeeeero como hoy en día tenemos un abanico
 infinito de posibilidades, en un pis-pás puedes salvar ese escollo con musical elegancia.

Y eso fue lo que me pasó a mí hace más o menos una semana...

 Se encontraba vuestro nunca bien ponderado amigo redactor viendo uno de los tantos videos curiosos que en la red suele encontrar para hacer frente a los momentos de ocio, cuando de pronto ante sus gastados oídos se presentó como una flor abierta en plena primavera, un riff instrumental tan animado como pocos había escuchado en estos tiempos presentes; el único problema era que el video data de 1985, y es una grabación de un programa de videos musicales sueco... palidecí ante lo que parecía la imposibilidad de saber el nombre de tan bella y magnánima melodía.

 Luego usé Shazam y la descubrí...

 La historia de la industria de la música tiene una cualidad bastante rica a mi gusto, que es su capacidad de poder dividirse en capítulos claramente diferenciados el uno del otro, cada cual lleno de su impronta propia, la cual influye en todo lo que ella engloba, desde la misma música producida dentro una determinada era hasta la moda en el vestuario o en los modismos propios de lo que hoy llamamos "tribus urbanas" surgidas dentro de dicho
 periodo, todo lo cual configura algo que bien podríamos llamar el "espíritu de una época", pues creo que no hay una palabra que demuestre mejor ese sentimiento: el espíritu, ese "algo" que se puede percibir en la piel, oler en el ambiente, esas vibraciones que inundan el entorno y acaparan a quienes le son contemporáneos. Lamentablemente siento que esa capacidad diferenciadora de épocas de la música se perdió con la progresiva desaparición del poder hegemónico de las compañías discográficas como agente "marcador de tendencias" dentro del espectro musical, a causa del surgimiento de sellos discográficos independientes, o con el nacimiento de redes sociales dedicadas a la música que permiten a los nuevos artistas hacerse conocidos sin la necesidad de ser respaldados por un sello, lo cual si bien ha logrado la siempre positiva capacidad actual de crear más música y compartirla de manera menos limitada (no solo con quienes pueden comprar un disco), también ha generado dos fenómenos que son curiosamente contradictorios: por un lado, la dispersión de géneros musicales presentes en una misma época (entiéndase "todos los géneros musicales que son tendencia en el aquí y ahora"), y a la vez la paradójica homogeneidad en el interés creador de los artistas: tú prendes la radio hoy y en una radio escuchas el progressive house de Avicii; cambias la radio y un poco más allá tienes el electro house de David Guetta, compartiendo dial con el pseudo pop de Lorde, el electropop de Calvin Harris, y entre ellos abriéndose espacio a codazos, el "big room" de Martin Garrix, mientras tras bambalinas aguarda para salir a escena el próximo DJ sensación del verano que está por venir... distintas etiquetas para algo que suena igual, pero que no te permite calificarlo a todo dentro de una misma categoría, porque si bien son idénticos en su forma originaria, no logras (o para ser estrictos, "no logro") encontrar un denominador común entre ellos, no hay por dónde tomarlos. Lo mismo sucede con la música local; existe una tendencia clara a hacer música con sonidos simples y casi "retro-hipsters", llena de baterías con compases parejos y pocos componentes (tres toms, un bombo, un hi-hat, un crash y un ride), guitarras limpias, bajos bailarines y un/una cantante vestido con la última moda de Orange Blue; unos hacen pop, otros indie pop, otros folk pop, otros garage rockpero TODOS suenan a lo mismo.
 
 Personalmente -y quiero insistir en esto- me encanta que exista la posibilidad cada vez mayor de crear música, desde la facilidad actual para adquirir instrumentos de buena calidad, hasta la existencia de plataformas de internet que te permitan compartir tu música sin necesidad de un gran presupuesto sobre el cual pararte, pero no comparto ni compartiré esa cuasi obligación que algunos fans de ciertas bandas locales te imponen, del tipo "¿cómo no te gustan los bunkers? ¿acaso no erís chileno, hueón?" o "Gepe es la mano, no sabís ná de música", ni tampoco -yéndonos al plano internacional- esa tendencia a adherirte a algo por el solo hecho de que "es la música oficial de lo que está de moda".

 Luego de haber hecho este paréntesis demasiado extenso para ser considerando como tal -pero no por ello menos necesario para lo que viene-, puedo continuar con mi historia: luego de unos 5 segundos, en la pantalla de aquel mágico aparatito llamado "smartphone", dos palabras se convirtieron en la gloria máxima... esas bellas melodías llenas de un groove exquisito y alegre tenían nombre, y ese era 
"Straight Ahead" de los afamadísimos muchachos de Kool & the Gang.






 Hace un tiempo atrás dije que a veces las canciones suelen durar lo justo para poder disfrutarlas como es debido, pero claramente este no es el caso: cada vez que la escucho debo repetir una o incluso dos veces para saciar mi necesidad de su adictivo groove, lo cual me hace uno más de los infectados por una fiebre muy contagiosa mas no mortal: la "fiebre disco". 

 Estamos ante una composición que germina de 
nueve mentes maestras claramente nacidas para crear, para inspirar, para motivar con su música, y no es menor el hecho de que Kool & the Gang sea una banda de raza negra, pues eso aporta un condimento extra a sus composiciones... hay un algo que las raíces afro aportan a la música y la hace distinta, un algo casi misterioso. Straight Ahead en sí misma es una canción más de la banda de Jersey, y no lo digo de forma peyorativa, sino haciendo patente que más que una canción es casi un estilo de vida: fiesta es el concepto, la palabra clave; cada vez que la escucho logro saborear una porción de la época disco-funk, y con ello puedo percibir no solo notas musicales, sino todo un concepto compuesto por un ambiente de felicidad pomposa: escuchar disco es sumergirse en la noche caminando al ritmo de la música, vestido de estrambóticos atuendos de color dorado, camisas abiertas y peinados voluminosos... en ese sentido no dista mucho de lo que vivimos actualmente, donde la música (tal como se señala en el extenso paréntesis previo) determina aspectos sociales mucho más allá del simple hecho de ser música, pero a pesar de esto, la época que vio nacer a Straight Ahead posee un sentimiento muy característico, precisamente ligado a celebrar. No es desconocido que los años 70 y 80 no fueron fáciles; Vietnam era parte del pasado, pero la sombra de la Guerra Fría aún se posaba sobre el globo, más aún sobre USA; los hombres de raza negra eran admirados a la vez que discriminados y segregados, la cocaína se convertía en la base de la pirámide alimentaria de gran parte de la gente de los 50 estados y más allá, y un virus hasta entonces tan desconocido como mortal comenzaba a teñir de penumbras a la humanidad: el VIH. Ante todo lo anterior, ¿qué podemos hacer? ¿nos encerramos en nuestra habitación sin salir hasta que el mundo cambie, o se extinga definitivamente? Algunas almas en cuyo ADN está impresa la desgracia y el dolor a la vez que la alegría incondicional tendrían una respuesta completamente diferente. Tanto Kool & the Gang como muchas otras bandas y artistas de raza negra contemporáneas a ellos (Earth, Wind & FireBoney M., Lipps Inc.Donna SummerGloria Gaynor y el gran Michael Joseph Jackson) inundarían el país y por contagio al mundo entero de un espíritu de alegría nocturna, de espectacularidad y glamour, de fiesta y de esperanza con laca en el pelo, patillas largas y gruesas, lentes oscuros y zapatos de plataforma que haría a todos desprenderse momentáneamente de ese ambiente poco esperanzador cada vez más creciente dentro de la época del hombre moderno; las canciones hablaban de celebrar por los buenos tiempos, de bailar toda la noche, de sentirse vivo aunque el mundo se cayera a pedazos... se pasó del amor libre al ritual de ver a la chica que te gustaba al otro lado del club, y jugártela para llevarla a la pista y demostrarle tu amor agitándote con tus mejores pasos cual pavo real bajo la bola de espejos... una época dorada y -a pesar de todo- feliz. Esto es lo que posiblemente hace tan distintos a nuestros tiempos de sus épocas antecesoras... ¿Cuál es el sentimiento que caracteriza al siglo 21? o lo que es más difícil de responder: ¿Prevalecen socialmente los sentimientos hoy en día?



"In the Heart"; disco de 1983 de Kool & the Gang al cual pertenece "Straight Ahead". Este álbum logró ser dos veces "número 1" del ránking Billboard y una vez "número 1" en Reino Unido. Fue producido por Jim Bonnefond, Ronald Bell y Kool & the Gang. 


 Musicalmente hablando estamos ante una composición 
post-disco; cuenta con los elementos básicos del disco, como son percusiones, un bajo sincopado (marcado en los silencios) muy protagónico, sintetizador, una guitarra prácticamente de acompañamiento y los clásicos vientos (trompeta, saxo y trombón), pero los elementos electrónicos son más evidentes a lo largo de sus 03:31 de duración, obra de las teclas del sintetizador Oberheim OB-X de Curtis "Fitz" Williams. El corazón de Straight Ahead late en los ya característicos y mayoritarios compases de 4/4, a una velocidad de 118 golpes por minuto... en suma, una canción para pararse y bailar. Corona toda esta verdadera orquesta la voz de James Warren "J.T." Taylor, quien se integraría a Kool & the Gang como vocalista en 1978, convirtiéndose en voz principal un año después; es una voz negra, lo cual implica que es profunda, pastosa, cálida, con presencia pero en su caso siempre limitada a tonos medios y bajos (con uno que otro alto esporádico), respaldada con las voces de acompañamiento de Clifford Adams y Ronald Bell, ambos a cargo del trombón y saxofón tenor respectivamente.

 
Hacia los dos minutos y diez segundos nos encontramos con la joya musical de la misma, que coincidentemente son los 32 segundos que me hicieron conocer esta maravillosa pieza musical, y que bastaron para convencerme de que todo lo que restaba por escuchar no me decepcionaría en lo absoluto: un instrumental donde el ya lamentablemente fallecido Claydes Charles Smith hace relucir su guitarra con ese exquisito tono funk que resulta sencillo pero a la vez logra capturar la esencia de la línea vocal de Taylor, y de la línea musical de la canción misma, acompañada de fondo por sintetizadores, batería, bajo y una back guitar a ritmo constante, con esporádicos destellos de esos hermosos y pomposos vientos tan maravillosamente ejecutados, que incluso logras saborear el bronce que los compone.


Aromatizador de Kool & the Gang en el jeep del Dr. Hibbert
(Capítulo 9, temporada 15 Los Simpson - 2004)

 
La canción en sí misma para mí, aun siendo un himno hacia el optimismo y una oda a "seguir adelante, con un solo objetivo, hacia la luz con el amor como brújula", tiene un tinte oculto un tanto nostálgico... no me resulta ser un canto a la alegría perpetua o a la fiesta sin fin como podría ser Celebration de los mismos Kool & the Gang, y tal vez es precisamente esa hermosa guitarra la que me transmite esa sensación de melancolía escondida: para mí Straight Ahead es la canción creada para levantar los ánimos en las postrimerías de la tristeza, algo así como si bailásemos toda la noche bajo la bola de espejos mientras nos abrazamos y nos secamos las lágrimas, esperando que esta vez la amargura haya quedado atrás para siempre, convenciéndonos de que la única esperanza a la que podamos aferrarnos es repetirnos a nosotros mismos de manera incansable que la salida es hacia arriba, hacia la luz, en una sola dirección ascendente y sin pensar en nada más que seguir adelante sin detenernos ni sucumbir por un solo segundo... tal vez ahí para mí cobró sentido todo lo ya dicho respecto de una época contradictoria, llena de una alegría nocturna amparada en una oscuridad que lograba esconder una realidad que no se mostraba completa, pero no por eso era menos deprimente.

 Sin embargo, no por mi intrincada y visceral interpretación esta vibrante composición pierde su espíritu alegre, festivo y esperanzador; desde el momento en que la escuchas y sientes que tu ochentero interno desea pararse en medio de esa pista hecha de cuadros luminosos de colores que se encienden al ritmo de la música, 
los muchachos de Kool & the Gang han logrado su cometido: llevar la alegría de la noche a tu vida, y con ello hacerte parte de una época dueña de un espíritu que por más que pasen los años no se borrará jamás, por más géneros musicales que nazcan y más discos compactos dejen de venderse: la era de la música disco.

 Tal vez algún día la música vuelva a ser un elemento creador de la identidad de una época, transmisora de sentimientos inspiradores y unificadores... tal vez algún día resurgirá el espíritu de la noche y la fiesta entendidos como algo mágico, casi como un ritual, y no una instancia para emborracharse y frotarse compulsivamente unos contra otros; mientras eso no suceda, la bola de espejos seguirá girando, y siempre tendremos a los grandes exponentes de la música de los setentas y ochentas dispuestos a alegrar nuestros días, enormes y sempiternos genios musicales a los cuales he aprendido a admirar por una invaluable herencia musical materna que me acompañará -a Dios gracias- toda mi vida.

Keep the spirit high, and your heart in love... keep on movin'...  ;)

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