De la Tierra a la Luna, y de regreso.

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 Llevo al menos unos 2 meses prometiéndome que apenas encontrara un tiempo libre considerablemente amplio retomaría esto... he tenido muchos tiempos libres considerablemente amplios y así ha seguido el asunto, pero tal parece que la creatividad florece en Junio; he de apostar nuevamente a que el segundo semestre del año es siempre el más interesante, o al menos el que permite sobreponerse de todas las batallas perdidas de la primera parcialidad anual, rindiendo frutos como los que se han plasmado -pobremente- en el presente blog.

 Y bien, como era de esperar, hay muchas cosas que contar, muchos cambios, pero pocas novedades, y ante el hastío de una rutina que parece absorberme lentamente, el único escape posible son los momentos de soledad y paz donde mis audífonos y yo creamos un mundo aparte. En esos ratos vividos dentro de mi mundo aparte y luego de un par de años, reapareció una canción que ya estaba acumulando injustamente mucho polvo, y en vista de que los australianos son mejores haciendo música que jugando fútbol, hoy un poco de música marsupial de la mano de "To the Moon and Back" del dúo oceánico Savage Garden.






 Es una canción larga (05:41), pero no lo parece, llegando a quedarse corta en algunas pasadas (a veces tengo que volver a reproducirla para "apreciarla" completamente). Instrumentalmente está muy bien lograda; cuenta con esa frescura musical de los años 90 y es tributaria de esa facción musical de dicha época, caracterizada por hacerse con instrumentos de verdad y voces de verdad, siendo tal vez parte del fin de la era del pop con talento contenido. Personalmente muchas veces juzgo el nivel musical por la calidad de la batería incorporada a la canción, y la que se nos presenta cerca de los 30 segundos cumple y agrada, así que partimos bien.

 Es curioso, pero no pocas veces me ha pasado que escucho una voz y mi mente la asocia directamente a una mujer, y no me refiero a que piense en féminas cada vez que escucho una canción, sino a que escucho una canción y me llevo una gran sorpresa cuando me entero de que las canta un hombre en vez de una mujer; me ha pasado con Air Supply, con Arch Enemy (todo un caso aparte, y nada difícil de entender) y me pasó precisamente con Savage Garden: To the Moon and Back fue posiblemente la primera canción que conocí de ellos, allá por mis tiernos 6 años, y la andrógina voz de Darren Hayes me pareció demasiado pastosa, cálida y falseteada como para ser de un hombre... pero lo era. 

¿Podríamos decir algo sobre su voz? Sin duda habríamos de señalar que es plástica, que es particular, que alcanza los tonos altos con un falsete que le acomoda muy bien (aunque esta canción es más de tonos medios a bajos, a ratos se luce, sobre todo al final), y que se mueve en los bajos sin perder fuerza ni proyección. Existen, además de la actual, una serie de canciones de Savage Garden que dan fe de que todos estos logros no son resultado de una hazaña entre muchas, sino una constante muestra de calidad musical.

 Siempre en lo instrumental, consta de los 4 elementos fundamentales del pop: guitarra, batería, bajo, teclado, todo creación de Daniel Jones, multi-instrumentista y compositor que cierra el dueto. Un hombre discreto que durante el tiempo de vida de la banda despreció la parte "pública" de la fama, dejando de lado los flashes y las entrevistas, privilegiando en su lugar la composición y la ejecución. Mis respetos hacia un hombre que sabe identificar sus talentos y fue capaz de potenciarlos, dando como resultado piezas tan apreciables como la que nos convoca hoy, sobre todo en un momento donde los músicos son más objetos publicitarios y de farándula, que de creación artística.

 Respecto de los rasgos musicales, es una canción que si bien es bastante pop, cuenta con elementos rockeros que le brindan bastante carácter y proyección: la batería es bastante contundente y notoria, hay presencia de riffs de guitarra con efecto que destacan de tanto en tanto y el teclado simplemente aporta atmósfera, sin mayores efectillos ni parafernalias que se adhieran a la línea musical cual borla de árbol navideño, y aún así el pop se hace presente a través de detalles no menores a lo largo de los casi 6 minutos de música que tenemos entre oídos, como por ejemplo el solo de guitarra acústica allá por los 3 minutos o el ending de la mano de un piano y violines, que además de ser detalles que 'aterrizan' un poco la línea dura, contribuyen a crear esa atmósfera contradictoriamente oscura de una canción que, como veremos, es bastante melancólica.




Savage Garden fue un dúo pop-rock australiano formado en 1993 por Darren Hayes y Daniel Jones, disuelto en 2001. Su disco homónimo "Savage Garden" de 1997 (en el cual se contiene "To the Moon and Back"), fue producido por Charles Fischer, y ha alcanzado los 12 millones de copias vendidas alrededor del mundo.


 Habiendo salvado más que debidamente la porción musical, y comprobando que no fue en lo más absoluto una mala decisión que Savage Garden eligiera a esta canción como el primer track de su primer disco homónimo (del año 1997), y asumiendo que musicalmente es una canción seria y elaborada, a la vez que fresca y entretenida, no podríamos esperar menos de la lírica tras estas sofisticadas melodías. ¿Con qué nos hemos de encontrar?


 Creo que todos alguna vez nos hemos quedado mirando a la Luna, preguntándonos qué es lo que se esconderá allí arriba, o cómo será estar de pronto sobre ese solitario y polvoriento satélite, observando nuestro planeta desde muy lejos, en absoluto silencio y calma... sobre todo cuando los tiempos no son buenos y creemos que no hemos encontrado nuestro sitio acá abajo (o tal vez, que simplemente no pertenecemos a ninguno). To the Moon and Back nos habla acerca de una muchachita -quien presumiblemente está en su adolescencia- que de pronto se encuentra cuestionando los motivos de su dolor interno, de sus frustraciones y resentimientos, y todos esos sentimientos tan difíciles de llevar en aquella época, los cuales no pocas veces se extienden a períodos de vida bastante posteriores, incluso a pesar de tener la experiencia extra suficiente como para superarlos.


 A veces pareciera que todo el mundo cree tener una teoría respecto de nuestras acciones y sentimientos, o incluso de quiénes somos, y más aún, cree tener el derecho de sostener dicha teoría como si de una verdad absoluta se tratase, pero tal como todos hemos sentido alguna vez (o muchas), esta muchacha sabe dentro de sí cuáles son los motivos de su auto-marginación del mundo "de los demás", de su falta de fe en el amor, de su desconfianza en el resto -los mismos que muchas veces la han traicionado y lastimado- y conociendo mejor que nadie las dimensiones y las razones de sus zozobras interiores, aún mantiene la secreta esperanza de que en algún rincón de este vasto universo tan infinito e inescrutable haya alguien esperando por ella, y entonces, imaginariamente hace su maleta, lista para volar lejos de todo el dolor y todo el sufrimiento... siempre y cuando ese 'alguien' adecuado y nacido sólo para ella surgiese desde las oscuridades, dispuesto a tomar de su mano y llevarla a un mundo creado sólo para ellos dos si él le demuestra que es el indicado, que ha venido para quedarse y de paso llevarse todo el dolor y la decepción; ella viajará a la Luna y de regreso, si él es capaz de demostrarle que aún cuando la fe parece perdida, valdrá la pena que ella junte todo lo poco que queda de esperanzas y las ponga en sus manos, confiando que él podrá hacerla al fin feliz, aún teniendo la capacidad de destruirla... por última vez.


 Con todo lo dicho podemos comprender por qué hablamos de una canción atractiva, entretenida pero que esconde muy sutilmente una melancolía y una oscuridad bastante angustiante, casi como un grito desesperado que se eleva por el negro cielo de la noche cual bengala en busca de que alguien la divise a lo lejos y acuda a su rescate. Sin duda alguna todos nos hemos sentido así al menos una vez en la vida, por lo que lograr interiorizar el espíritu de esta contradictoria canción no se hace difícil, y una vez que sabes cuál es la historia tras ella incluso logra volverse aún más atractiva, hace que la comprendas, que sientas de manera distinta los tiempos y hasta los acentos vocales de Hayes, sobre todo en el contradictorio estribillo de esta pieza musical, lleno de un sabor de dulce y agraz (y uno de los más oscuros y profundos que he escuchado) y éste es un proceso que una vez que se da, en mí opinión conmueve, pues si eres capaz de tomar una canción, comprenderla, hacerla tuya y sentir la música más allá de tus oídos, entonces en ese momento la música ha logrado su cometido, y To the Moon and Back hizo lo propio conmigo hace ya un par de semanas.


(Pero no hay de qué preocuparse: "I Want You", la segunda canción más conocida del disco es bastante animada y pegajosa, lo suficiente como para volver a sentirse bien por el resto del día).

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